En sus inicios el proyecto pretendía acercarse a las versiones más oscuras y mejor consideradas del personaje, próxima a La broma asesina y a El caballero oscuro en lugar de la serie cómica de Adam West. El director elegido, Tim Burton, parecía el adecuado para aportar una visión un tanto siniestra, no exenta de humor negro, a un Batman cuya elección inicial desconcertó bastante: la carrera de Michael Keaton parecía más orientada hacia la comedia que hacia la acción, y mucho menos, hacia un género que todavía estaba en pañales. Con el tiempo se demostraría que este no fue la decisión más extraña dentro de esta primera etapa del héroe, aunque sí una de las más acertadas al ofrecer una versión del personaje muy comedida, que se acerca más a la de un recluso que a la de un filántropo acostumbrado a las reuniones sociales, y en el que se percibe de forma más sencilla la doble naturaleza de este. Completaban el reparto Kim Basinger y, como estrella destacada, Jack Nicholson en el papel de Joker. Que, además de otorgar cierta seriedad al proyecto, daba posteriormente rienda suelta a su registro más histriónico para caracterizar a un villano muy cercano al "payaso" que había sido interpretado por Cesar Romero en televisión, pero con un aspecto más siniestro y mortífero, donde va estableciéndose el arquetipo ligado a la anarquía por el que se le conocería a partir de entonces.
Como adaptación de un personaje de comic, es muy libre. Las bases están ahí, establecidas de forma muy rápida, concisa, y que poco tienen que ver con las historias de origen que serían habituales años después. Pero tan libre que hoy se habla del Batman de Tim Burton como algo aparte dentro de la franquicia, una visión muy peculiar en la que se encuentran elementos que serán una parte básica de la visión del personaje, el tono oscuro y poco humorístico del protagonista, y sobre todo, el diseño de Gotham City como una ciudad en la que se junta una arquitectura gótica casi ficticia, con catedrales abandonadas y edificios monumentales, con los callejones estrechos y construcciones desvencijadas pobladas por delincuentes comunes. Además de aportar una estética propia muy particular: los decorados y vestuarios se mueven entre lo arcaico y lo contemporáneo, no evitan la presencia de tecnología moderna pero el vestuario parece sacado de una película noir (y donde por algún motivo, destaca entre la ambientación la particular elección de vestidos blancos en el personaje de Vicky Vale), ofreciendo un entorno un tanto atemporal y cuya franja cronológica que parece moverse entre 1945 y 1995 se utilizaría como referencia años después de la serie de Gotham.
La estética seguramente sea lo más recordado frente a un guion donde se trata de forma muy libre el enfrentamiento entre el superhéroe y a su enemigo por antonomasia, al que se le presta más atención que al propio Batman: al Joker de Nicholson se le da un origen (tan arbitrario como cualquier otro, pero, como él mismo dijo de la mano de Alan Moore: si ha de tener un pasado, que pueda elegirlo entre varias opciones), un plan ridículo en apariencia, pero que parece el reverso macabro de las coloridas tramas de la serie de los sesenta, e incluso, desde su percepción distorsionada, un interés romántico. La trama no es tanto la presentación del héroe si no la detención y caída de su archienemigo, al que, de forma contraria a toda la mitología posterior, parece morir definitivamente. Aunque en Gotham hay suficientes personajes estrafalarios como para que su protector esté lo bastante ocupado.
La primera aparición de Batman, tal y como lo conocemos, en el cine, vino acompañado por dudas iniciales, después expectación, y finalmente, por un éxito demoledor que le garantizaría una secuela, donde Burton decide ponerse de parte de los villanos, más otras dos que supondrían enterrar al personaje por una década, hasta que Christian Bale y Nolan hicieran su aparición. Un superhéroe adaptado de forma muy libre, más propio de Tim Burton que de DC, pero que supuso un antes y un después en un género y en una forma de entender el cine mediante sagas y personajes.
La estética seguramente sea lo más recordado frente a un guion donde se trata de forma muy libre el enfrentamiento entre el superhéroe y a su enemigo por antonomasia, al que se le presta más atención que al propio Batman: al Joker de Nicholson se le da un origen (tan arbitrario como cualquier otro, pero, como él mismo dijo de la mano de Alan Moore: si ha de tener un pasado, que pueda elegirlo entre varias opciones), un plan ridículo en apariencia, pero que parece el reverso macabro de las coloridas tramas de la serie de los sesenta, e incluso, desde su percepción distorsionada, un interés romántico. La trama no es tanto la presentación del héroe si no la detención y caída de su archienemigo, al que, de forma contraria a toda la mitología posterior, parece morir definitivamente. Aunque en Gotham hay suficientes personajes estrafalarios como para que su protector esté lo bastante ocupado.
La primera aparición de Batman, tal y como lo conocemos, en el cine, vino acompañado por dudas iniciales, después expectación, y finalmente, por un éxito demoledor que le garantizaría una secuela, donde Burton decide ponerse de parte de los villanos, más otras dos que supondrían enterrar al personaje por una década, hasta que Christian Bale y Nolan hicieran su aparición. Un superhéroe adaptado de forma muy libre, más propio de Tim Burton que de DC, pero que supuso un antes y un después en un género y en una forma de entender el cine mediante sagas y personajes.
Hace mil años de la última vez que vi este Batman y como yo sé cuánto puede cambiar una impresión lejana con su revisión, todo cuanto ahora mismo pienso de ella lo digo con las debidas precauciones. En su momento, me decepcionó mucho la trivialidad del planteamiento (yo venía de leer las geniales aproximaciones en tebeo de Alan Moore, "La broma asesina", y Frank Miller "El regreso del Caballero Oscuro", entonces Señor de la Noche), aunque me fascinó el tratamiento visual. Recuerdo que Michael Keaton me pareció inadecuado, pero es un actor al que he ido estimando más con el tiempo y ahora es probable que piense otra cosa. No me gustó nada Kim Basinger, actriz a la que se está olvidando con mucha rapidez, y desde luego me pareció insufrible Jack Nicholson, pues además de una opción tópica era inadecuada, cuando menos por edad (no en vano los siguientes Jokers han estado todos encarnados por actores mucho más jóvenes). En cualquier caso, el ciclo de Warner, con el Batman cambiante, me parece flojísimos: las dos películas de Schumacher me sorprendería mucho que no me siguieran pareciendo bodrios sin más, y de las de Burton, la segunda, "Batman vuelve", me parece mejor pero también desaprovechada.
ResponderEliminarVi la primera de Batman con unos seis años, y creo que no he vuelto a ver ninguna de las de Burton en mi vida adulta. El encontrarla ahora, cuando hay un lenguaje cinematográfico en el cine de superhéroes establecido, y cuando el referente actual es la trilogía del caballero oscuro, resulta una aproximación muy curiosa: es verdad que Kim Bassinger está prácticamente olvidada, que la elección de Jack Nicholson como Joker es de lo menos acertado y es una suerte que no hubiera internet en 1989 o habría todo un revuelo por haber elegido a Michael Keaton para interpretar al superhéroe.
ResponderEliminarAhora, de las dos siguientes dirigidas por Schumacher, creo que no me atrevería a verlas de nuevo. No debe haber mucho por donde cogerlas.