jueves, 24 de octubre de 2019

Blood Drive (2017). La carrera de la muerte del año 1999


Syfy no se caracteriza por sacar adelante series especialmente cuidadas o de un presupuesto holgado. Los logros de Battlestar Galactica quedan ya muy lejos y lo habitual en su producción suelen ser emisiones tirando a modestas, a menudo, muy conscientes de sus limitaciones y que cuando menos, cuentan con un público fiel gracias a esta falta de pretensiones. Aunque en este campo es posible encontrar cosas bastante originales, capaces de sacar partido a su falta de medios, o directamente, donde son capaces de contar lo que sea de forma improvisada como si no temieran a las cancelaciones. Channel Zero consiguió tres temporadas de terror, modesto y efectivo. Cinco años con Z Nation oscilando entre el terror de serie Z, la comedia y el desvarío…y si esta última no fuera poco, todavía son capaces de atreverse a producir una con más vocación de parodia y comedia salvaje que de continuar episodios en el tiempo.





Es el año 1.999. Las actividades de fracking en el corazón de Estados Unidos han desembocado en un movimiento sísmico que ha provocado la apertura de una gigantesca falla conocida como La Gieta. La población se ve obligada a desplazarse a las costas, la economía se desploma, las calles se ven inundadas por nuevas drogas de diseño e índices de criminalidad nunca vistos. Algunos oportunistas, como los directivos de Heart Enterprises, aprovechan la situación para hacerse con el mercado y poco a poco, con el gobierno del país disponiendo de una tecnología que incluye desde el desarrollo de la robótica hasta los portales espaciales...Naturalmente, esto, ni tiene mucho sentido, ni tiene mucho que ver con lo importante: en un mundo donde los combustibles fósiles se han convertido en un bien inaccesible, el principal entretenimiento es una carrera a través de unos Estados Unidos fracturados, donde el ganador se llevará un importante premio en metálico y donde solo los más desesperados se atreven a participar. Entre ellos, una joven que intenta conseguir el dinero para salvar a su hermana, un agente de policía con la integridad y optimismo suficiente como para intentar acabar con la corporación Heart y muchos otros, movidos por la codicia o el sadismo. Una carrera donde los coches funcionan no con gasolina, sino con sangre humana:¡¡Blood Drive!!


(Y sí, reconozco que he escrito la última frase unicamente para emular al enloquecido maestro de ceremonias del espectáculo)





La serie, concebida como una comedia negra, es un homenaje al grindhouse, un estilo de cine muy específico caracterizado por las producciones de serie B, Z, argumentos un tanto extraños, o cuando menos, poco cuidados, se explotan los éxitos cinematográficos del momento (sean asesinos en serie, ciencia ficción o post apocalíptico) y no se escatima en violencia y situaciones escabrosas. Algo que ya hicieron hace diez años Tarantino y Robert Rodriguez con Planet Terror y Death Proof, y que aquí desarrollan durante trece capítulos que, con el transfondo de una violenta carrera por etapas, aprovechan para recorrer todo tipo de escenarios propios de este género y con tan pocos escrúpulos como estos: una carrera donde a los perdedores se les hace explotar sin miramientos, una ciudad tomada por mutantes con ojos luminosos (los brillos verdes, siempre necesarios en las películas de quinta regional), un restaurante regentado por caníbales, un manicomio asaltado por los propios internos o una civilizacion integrada por amazonas son solo algunos de los lugares por los que los protagonistas transitan. Mientras que en las tramas secundarias es posible encontrar una corporación malvada, todo tipo de experimentos, implantes cibernéticos e incluso algún androide. Una auténtica locura que no duda en recurrir a todos los clichés del género con intención cómica, empleándolos como argumento o utilizándolos como parte del humor de la serie, como sucede con el sistema para censurar los desnudos que pueden aparecer en los capítulos y que son presentados unicamente para explotar las situaciones más torpes que podían verse en aquellas producciones de principios de los ochenta.



Aunque hubo otras comedias que recurrieron a tendencias audiovisuales obsoletas como fuente de un humor muy referencial y un tanto complicado, Blood Drive opta por usarlo como punto de partida para crear una comedia negra llena de guiños y donde el género al que parodia también sirve de excusa para no poner limites a los guiones, a la calidad de las interpretaciones, al buen gusto o incluso la coherencia....más o menos, como pasaba a menudo con el auténtico grindhouse. Mientras Garth Marenghi´s Darkplace se mimetizaba por completo con el estilo de realización de las series de los ochenta, y se apoyaba en el trabajo de cómicos muy capaces, la serie de Syfy no se corta a la hora de retorcer al máximo el material con el que trabaja: actuaciones irregulares, donde lo mejor que se puede decir de su protagonista es que se le nota que fue modelo, pero es probable que no gane ningún Emmy este año y que contrasta con su antagonista, histriónico y carismático hasta lo indecible. Y unos argumentos donde a veces, el número de capítulos se hace excesivo para lo que quieren parodiar. Esto resulta en algunas situaciones donde parecen haber decidido tirar para adelante, poner la primera burrada que les venga a la cabeza, y seguir así hasta que lleguen los créditos. Algo así como pasaba a veces con Z Nation, pero con más ganas y quizá, con mayor presupuesto.


Blood Drive, como pasa a veces con las comedias que parodian algo tan expecífico, se quedó en una sola temporada. Suficiente, en realidad, cuando son capaces de meter en pantalla una cantidad de tripas como no se había visto desde que se canceló Ash vs Evil Dead, coches carnívoros, raves post apocalípticas y empresas malvadas. Y cuando, algunos de los capítulos más flojos hacen pensar que quizá esta broma no habría dado para seguir un año más en pantalla.




2 comentarios:

  1. Fue un serie muy entretenida y con un final sin concesiones.

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  2. Pese a un par de primeros capítulos bastante flojos (y la trama secundaria del policía y la mujer robot no me convencía mucho), la serie se convirtió en un derrape muy divertido, donde me parece que los guionistas no debieron de quedar sin tocar ni un solo cliché de la serie b y z.

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