jueves, 5 de septiembre de 2019

Daniel O' Malley: La Torre. Al amnésico servicio de Su Majestad


Como todo género, el espionaje y las agencias del gobierno siempre tienen un sitio para su vertiente sobrenatural. Especialmente en Reino Unido, siendo la cuna de James Bond, Le Carre o de  la Lavandería de Charles Stross. Aunque, bueno, este último ya entra en el terreno de lo fantástico.




Myfawny Thomas ha muerto, y ahora hay otra persona por ahí paseándose con su cuerpo. O al menos, esto es de lo que le informa una nota que una joven amnésica encuentra en su bolsillo, poco después de despertar magullada y rodeada de cadáveres de los que ella parece ser la responsable. Quizá amnésica no sea lo más adecuado, ya que toda memoria de su vida anterior ha desaparecido por completo y ahora no cuenta más que con las notas que la propia Myfawny ha dejado para ella. Es a partir de estas con las que reconstruye su historia: es una Torre, uno de los miembros dotados de poderes del Checquy, organización dedicada a proteger a Inglaterra de todo tipo de amenazas sobrenaturales y donde conviven agentes comunes con otros capacitados con habilidades un tanto extrañas. Desde formar parte de una entidad colectiva de cinco cuerpos, transformar los metales, o poder controlar las reacciones corporales de los demás, como la propia Myfawny. Excepto que, lejos de ser una espía, su carácter le ha garantizado un puesto en la administración donde puede pasar desapercibida, salvo por los enemigos que pueda haber hecho en el Checquy y se hayan propuesto hacerla desaparecer. Sin más ayuda que un montón de notas donde irá conociendo su pasado, su trabajo y a sus compañeros de oficina, ahora deberá encargarse de llevar a cabo su trabajo diario sin que nadie note diferencia con su antigua identidad, descubrir al traidor, y por si fuera poco detener una conspiración de alquimistas capaces de modificar el tejido orgánico y que se han empeñado en acabar con el Checquy desede hace siglos.


Dentro del género, sobresaturado como la mayoría, de espías y organizaciones fantásticas, hay millares de series, sagas y opciones. Para pillarle el truco solo es necesario tener cierto interés por las historias de espionaje y organizaciones, y buscar lo suficiente como para encontrar algo que se adapte a los gustos del lector. En este caso, O´Malley opta por un enfoque un tanto humorístico, no abiertamente cómico pero sí manteniendo un punto de no tomarse todo en serio y que, por la forma de describir el mundo burocrático puede recordar un poco a la serie de Thursday Next: funciona, muchas de las cosas que le suceden a los personajes son aterradoras y peligrosas pero lo que cuenta, y la ironía de la protagonista hace que sea difícil tomárselas en serio al cien por cien. El mundo del Checquy convive con traiciones, peligros reales y una estructura un tanto deshumanizada con situaciones en las que la organización pierde un activo tan valioso como a un pato adivino, o dedica su tiempo a buscar animales con habilidades precognitivas (sin mucho éxito. El conejito mascota de la protagonista fue uno de los investigados).
Aunque cuente con una trama principal concreta, el libro incluye capítulos de carácter episódico, que sirven para darse una idea general del entorno de la protagonista y conocer una organización que ya desde el principio, se sospecha que va a formar parte de una serie. Estas sirven tanto como para conocer su historia y funcionamiento, como para ofrecer situaciones aisladas donde las notas hablan de casos anteriores, algunos siniestros, algunos con un punto un tanto absurdo. Además de servir para evitar de una forma muy curiosa uno de los tópicos habituales: el uso de la primera persona. La novela, en general, está narrada en tercera, que sería el tono general, salvo por las notas escritas donde se conoce de primera mano su carácter y forma de expresarse. Al menos, la de la anterior Myfawny, porque lo más interesante ha sido el tratamiento de una protagonista sin recuerdos previos: en ningún momento esta se considera como tal si no como alguien completamente distinto, dado que el enfoque que se le da no es la amnesia sino la eliminación total de la memoria y la manera de ser de esta, una “muerte” al uso y quien toma su lugar es alguien completamente distinto, o que, como dicen en un momento dado, ha nacido hace muy pocas horas.
La torre, por el momento, cuenta con una segunda entrega, donde, como suele pasar en las tramas de espías, la frontera entre enemigos y aliados es muy difusa, el peso de los personajes varía de una entrega a otra y puede que las nuevas protagonistas, o el cambio de rumbo, hagan que Stiletto pueda no gustar tanto. Además de una adaptación televisiva que por su aspecto, parece ser un poco distinta del material original. O por lo menos, a ese trailer parecía que le faltaban alquimistas belgas.

4 comentarios:

  1. Será que siempre que lo he intentado he caído en todos los tópicos posibles, pero éste no es un género que a priori me llame. Es eso, no he leído novelas de espionaje originales sino varias demasiado parecidas entre ellas.
    Me pasa con el género negro también, que últimamente caigo en muchos refritos y entonces me echa un poco para atrás animarme a leer alguna novela nueva.
    Saludines.

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  2. En mi caso, como no es un género que me interese mucho, he leído poco y "bien". El espía que surgió del frío, El ministerio del miedo y Desde Rusia con amor, poco más. Ahora, si hay por ahí algo que huela a fantástico implicado, es más fácil que caiga. En general es a partir de estas variantes por lo que he confirmado que el género no me gusta demasiado, porque por más que lo intente, no puedo con La Lavandería de Charles Stross ni su protagonsta (aunque hagan muchos chistes de funcionarios). Esta, en cambio, tenía el punto justo de humor un tanto absurdo, y quizá más parecido a Jasper Fforde como para gustarme.

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  3. No conozco el libro, la serie de TV me ha parecido interesante en la idea pero inconsistente en el desarrollo. Básicamente porque la trama del secuestro de especiales no tiene ni pies ni cabeza tal como está planteada, el algo muy forzado. Y luego porque hay protagonsitas, y no tan protagonistas, que no entiendes porque toman las deciciones que toman, hay vacíos o absurdos.

    Fer

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  4. El libro lo vi en muchas estanterías de la sección de fantástico durante el 2018, y me quedé con la copla porque la contraportada prometía un escenario de espionaje un tanto más absurdo (no se por qué, pero lo de los alquimistas belgas se me quedó grabado y decidí que algún día tenía que leer ese libro). La miniserie, aún pendiente, parece que por los trailers va por un estilo muy distinto, con más aspecto de thriller que el punto fantástico o absurdo de su versión escrita. Intentaré verla, al menos, a ver cual ha sido el resultado.

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