Desde el estreno de El despertar de laFuerza, lo prometido fue deuda, y ya van nada menos que cuatro años
en los que no ha faltado en los cines una película relacionada con
la guerra de las galaxias. Esta vez le tocaba el turno a uno de los
personajes principales de la saga original, una tarea difícil
porque, si bien es posible sacar adelante sin recelo una precuela en
la que se presenten nuevos personajes, el actor que le correspondiera
encarnar al joven Han Solo lo iba a tener muy difícil para convencer
a todo el mundo. Bueno, Solo, Lando y a cualquier otro al que le
correspondiera interpretar los años mozos de alguien conocido y muy
querido por los fans.
Solo cuenta los primeros años del
contrabandista que posteriormente sería uno de los mayores aliados
de la rebelión contra el imperio, el exmarido de Leia y padre de uno
de los Sith más enfurruñado de toda la galaxia. En concreto, cómo
llegó a convertirse no solo en esto, sino en uno de los mejores
pilotos del sistema, tras huir de una banda de delincuentes de poca
monta, alistarse como soldado del imperio por un breve periodo y
encontrar a un grupo de ladrones que, a su pesar, le enseñarán una
de las lecciones más valiosas que puede aprender en sus primeros
años: nunca confíes en nadie. Aunque, cuando en su camino también
se cruzan un wookie que busca a su tribu, un contrabandista con un
gusto más que notable por las capas y las camisas abiertas, y a los
primeros implicados en una rebelión que comienza a gestarse contra
un sistema corrupto, tal vez el primer consejo no sea del todo
cierto.
El guión se centra en un aspecto muy
distinto al que caracterizó a la saga original, y en menor medida, a
la anterior precuela: los Jedis, la fuerza y la rebelión, al menos
durante gran parte del metraje esta última, brillan por su ausencia.
El mundo de Han solo es el de los fuera de la ley, los
contrabandistas, las guerras interplanetarias e incluso el de
distintos clanes criminales que se reparten el espacio entre ellos
con el beneplácito del imperio, según dan a entender. En el fondo,
es expandir un poco el mundo de Star Wars a nivel cinematográfico
alejándose del aspecto legendario y centrándose en uno muy
secundario, el que se pudo entrever en la primera aparición de Han
Solo en la taberna allá por 1977, el de los cazarrecompensas y el de
jefes como Jabba el Hutt. En este último caso, reimaginado un poco
mediante la aparición muy breve de una alienígena de aspecto
invertebrado que servirá de presentación al escenario que
desarrollarán posteriormente.
Sven Hassel en el espacio
El resultado en este caso, ha sido el
de una mezcla de géneros: con el space opera que caracteriza a la
franquicia como base, se salta del género de aventuras al bélico,
un poco al noir con miles de iros y traiciones, mujer fatal incluida,
para acabar con un escenario propio de un western, donde no falta ni
un duelo con pistola al sol poniente. La idea quizá era ir
reflejando las distintas andanzas del personaje de una forma más
rápida, sin tener que dedicarle una trilogía que cubra hasta el más
mínimo detalle de sus primeros años (lo raro es que no se les haya
pasado por la cabeza), aunque la impresión que acaba dando, más que
la de tener una vida accidentada, es que han ido probando con
distintos géneros según el estado de ánimo del protagonista, a
veces de una forma tan drástica que recuerda un poco a una frase de
Abed Nadir en Community “ha habido un cambio en la situación.
Pasamos del western al space opera”. Esta referencia a géneros
distintos es tan evidente que incluso en los personajes y el tipo de
secuencias se hace evidente: aunque Star Wars suela contar con
bastante amplitud en lo que a vestuarios y atmósferas se refiere,
aquí hay situaciones que parecen calcadas directamente de una
película de la segunda guerra mundial, y los trajes y escenarios de
Kira, el primer amor del protagonista, de un policiaco de los
cincuenta.
Star Wars Confidential
La película cuenta también con uno de
los problemas que tuvo Rogue One: nadie que no sea canon va a
quedarse. Si bien en el medio es habitual que intente protegerse la
presencia, y explotarla hasta la saciedad, de un personaje, en este
caso optan por borrar de un plumazo a todos los que no tienen
participación directa en la saga principal: parecen no aceptar de
ningún modo que alguien, después de la historia, siga su camino o
no tenga por qué aparecer más, dedicándose a eliminar
definitivamente a todos los que han creado para el guión. En este
caso, llega a resultar excesivo, al haber presentado secundarios
durante diez o quince minutos, para después eliminarlos antes de que
llegue la trama principal.
Pero el mayor problema al que se
enfrentaban era el presentar al nuevo Han Solo. El personaje es muy
grande, en el fondo, más por el cariño de los fans que por el
carísma o caracterización que Harrison Ford le hubiera podido dar,
y lo mejor que se puede decir de Alden Ehrenreich es que cumple. Sin
más. Daisy Ridley y Adam Driver se convirtieron sin problema en los
protagonistas de Star Wars para las nuevas generaciones. Ehrenreich
hace su papel, sin resultar especialmente memorable ni llegar a hacer
demasiado creíbles los faroles de su personaje. Pero al menos se
agradece que le dieran la oportunidad a un actor nuevo en lugar de
recrear a un Harrison Ford rejuvenecido como el Peter Cushing
espectral de Rogue One. También es cierto que luce bastante más al
lado de una Emilia Clarke bastante sosa y que el que más partido le
ha sacado a su personaje ha sido Donald Glover, encarnando a un Lando
Calrissian desde una perspectiva bastante cómica, un tanto coqueto y
con más capas que la señorita Pepis. Bueno, y tratándose de Star
Wars, no podían faltar los androides. En este caso, una androide
femenina, al menos según su programa, que también completa el
contrapunto cómico y que, como le acaba pasando a la mitad de los
secundarios que aparecen, no llega a terminar la película.
Pese a tratarse de una apuesta segura,
Solo se ha convertido en el estreno con peor resultado de toda la
franquicia de Star Wars. Algo que no era difícil cuando coincide en
las salas con todos los blockbusters del primer semestre del año, y
seguramente, con el recelo que el público pudiera tener contra el
recién llegado encargado de interpretar al contrabandista. De todas
formas, quien pudiera triunfar como fracasa Disney.
Con sus defectos y sus virtudes, "Han Solo" creo que no va a convertirse en un film para el recuerdo precisamente, pero sí un digno capítulo de la saga Star Wars. Seguramente innecesario, como al final también lo era "Rogue One", pese a las capas trascendentes con que la barnizaron, pero por lo menos digno. El actor protagonista no es memorable, cierto, pero compone un Han Solo aceptable: se nota que se ha estudiado a fondo los tics de Harrison Ford. Eso sí, destacan tanto Woody Harrelson (quién me iba a decir años atrás que este actor, insufrible para mí por entonces, iba a acabar siendo una presencia sólida) y Donald Glover, que tiene la virtud de hacer más atractivo y carismático a Lando que el soso de Billy Dee Williams. En su contra, un guion irregular (¿por qué muere Thandie Newton, si carece de necesidad alguna?), un exceso de convencionalidad inicial que hace que tarde al menos una hora en entrar en la historia y algún personaje que está a punto de hacerse temible (la robot femenina: empieza a ser cansino que en cada film de la saga aparezca un androide supuestamente gracioso o encantador).
ResponderEliminarCreo que en general ninguno de los filmes "intermedios" que están sacando entre entrega y entrega oficial vaya a ser memorable. Lo de querer ofrecer una película por año resulta un poco ambicioso y eso supondrá que estas serán irregulares (por otro lado, el supuesto fracaso en taquilla que está sufriendo Solo me parece bastante injusto). El mayor fallo acaba siendo precisamente la innecesariedad, que hace que todos los personajes que no sean los principales del canon estén condenados a fallecer. Y la presencia de arquetipos fijos propios de la serie: si no es la Fuerza, son los androides con carácter.
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