jueves, 4 de agosto de 2016

The Purge: Election Year (2016). Esta vez le toca a los políticos


La noche de las bestias se ha convertido en los últimos veranos en una franquicia  con buenos resultados. No va a competir con los blockbusters pero cubre muy bien aquellas semanas en las que los estrenos principales todavía quedan muy lejos. Y se ha separado de una forma muy hábil del thriller con toques de ciencia ficción como el que empezó para encontrar un nicho bastante mejor dirigiéndose hacia la acción y enfocando su planteamiento de una forma más dinámica, donde el protagonista más importante es esa noche en la que todos los crímenes están permitidos y de la que los personajes de cada entrega intentarán salir vivos.

 


Election Year comienza de una forma muy similar a las anteriores, recordando las normas de la noche de la Purga y presentando a los protagonistas: un hombre que se limita a defender su negocio en la peor noche del año o los pocos valientes que recorren las calles ofreciendo asistencia médica a las víctimas. Pero esta vez el ambiente previo es distinto: junto a la llegada de turistas europeos dispuestos a disfrutar de la celebración, empiezan a oírse voces críticas sobre su verdadera naturaleza. La Purga solo es una forma que los ricos tienen de librarse de los más desfavorecidos, y una de los candidatos a la presidencia aboga por su abolición. Es la actuación de esta la que supone el mayor cambio en la Purga anual, al eliminar la inmunidad que los políticos gozaban esa noche. Ahora ella misma deberá sobrevivir como cualquier otro durante las horas en las que todo crimen está permitido y que sus enemigos políticos emplearan todos sus recursos para acabar con ella.

 



La estructura de esta entrega también es parecida a la empleada anteriormente: al tratarse de secuelas independientes entre sí, con distintos protagonistas en la mayoría de los casos, parecen intentar que cualquiera de ellas pueda verse sin tener conocimiento de las anteriores. Y al igual que estas, Election Day comienza con la información básica sobre la noche presentada mediante fragmentos de telediarios, mezclada con la introducción de los protagonistas, o en su caso, con aquellos personajes que se valdrán de la Purga para vengarse o simplemente, ser sádicos, y una trama principal consistente en que estos tengan que desplazarse de un punto a otro de los escenarios, donde cualquier motivo es válido: sea un fallo de seguridad o una traición, el caso es que estos acaban deambulando por unas calles donde es posible ver todo tipo de peligros y que constituyen los momentos más movidos de la película. Debido a la independencia entre las secuelas, el sistema funciona bastante bien, e incluso habiendo visto las anteriores, es fácil disfrutar con algo que aparentemente se había contado previamente: lo importante en este caso no es tanto los protagonistas como seguir desarrollando el mundo de la Purga y las consecuencias que cada noche tendrán para la siguiente. Que en esta tiene mucho más peso: la primera parte, la más floja, planteaba la premisa en un escenario muy limitado. La segunda servía para cambiar de registro y ofrecer uno más amplio, y esta, para terminar de desarrollarlo además de renovarlo.

 


Debido a esto, los personajes tienden a representar unas situaciones muy determinadas: gente de a pie, protagonistas clave para la trama, como la política, e incluso un enlace con la parte anterior mediante el guardaespaldas, que fue el protagonistas de esta (aunque se hace mención al papel que tuvo entonces, la historia se sigue perfectamente sin haberla visto). Todos ellos también muy pensados para que el público se preocupe por ellos cada vez que alguien los persigue con una motosierra o con una escopeta de repetición, y que quizá por eso, resultan muy uniformes en sus caracteres más positivos: ellos son los más valientes, los más decididos, y sin duda,  mucho mejores que sus antagonistas. Es una de esas raras ocasiones en las que no incluyen a ningún secundario pensado para resultar odioso y asesinado en el momento adecuado.

 


Esta entrega es también la más creativa visualmente. En un momento se refieren a la Purga como “el Halloween de los adultos” y procuran trasmitir esa sensación mediante una actitud de los participantes muy festiva, que contrasta con las actividades que llevan a cabo, y sobre todo, con el uso de las máscaras y disfraces: la mayoría de ellos portan atuendos muy grotescos, que no llegan a disfraces caseros, pero en los que las caracterizaciones portando armas de todo tipo y las manchas de sangre les dan un aspecto muy pesadillesco. Que también se mantiene en las secuencias de exteriores y es uno de los puntos más interesantes de la película: el desplazamiento de los protagonistas por las calles desiertas está poblada de escenas rodadas a menudo con niebla, donde pueden verse situaciones tan surrealistas como una guillotina funcionando en el fondo de un callejón, o tan propias de una película  de terror como una figura bailando alrededor de sus víctimas ahorcadas.

 


La trama de carácter político también tiene mucho más peso: no solo uno de los personajes es uno, sino que también plantea la Purga como una herramienta económica. Esta aparece tratada de una forma muy propia de la serie B: muy directa, y sin sutilidades, de manera que incluso recuerda un poco a Están vivos de John Carpenter. Los otros políticos son abiertamente despiadados, clasistas, e incluso se los presenta en el desenlace de una forma muy propia de las cultura popular de las conspiraciones: en una iglesia y celebrando más que una misa, un rito que parece sacado de los rumores de Bohemian Grove y otras sociedades secretas. Que, teniendo en cuenta el ambiente político en la mayoría de países donde se ha estrenado, además de directo, ha sido una pulla la mar de divertida.

 
Election Year, aún sin presentar grandes variaciones, es una secuela que ha funcionado muy bien: termina de consolidar el estilo que llevará la franquicia a partir de ahora, y que es muchísimo más entretenido que el anterior, y de paso, presenta un avance en el universo de la Purga, donde quizá no sea ya el evento anual de las películas anteriores, pero sí puede dar, si lo plantean bien, un giro interesante. 

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