jueves, 17 de diciembre de 2015
Lecturas de la semana. Cualquier tiempo pasado parece mejor. Pero yo sigo prefiriendo tener internet
Entre muchas otras cosas, tras ver los guiños que aparecen en capítulos de Hora de Aventuras e Historias corrientes, y sobre todo, de echar un vistazo a los escaparates de las librerías, terminé de confirmar que los ochenta y los noventa están de moda. Y es que estos días no faltan libros pensados para los nostálgicos, donde se dedican a recordar lo más emblemático de esas décadas. En cambio, una de las cosas que podrían echarse en falta, como son las horas de colegio, sirven casi como apodo para los lectores que se reconocerán enseguida como parte de esos años.
Javier Ikaz y Jorge Díaz. Yo fui a EGB. Este libro nació como una web de los mismos autores, donde diariamente se recopila todo lo que pudiera tener relación con los años que abarcó este sistema educativo. Canciones, anuncios, chucherías, libros, películas, pero también noticias relacionadas con personajes conocidos de entonces e incluso exámenes sobre asignaturas de Educación General Básica que hoy, pese al esfuerzo del profesorado, no se aprueban ni de broma.
El libro es a grandes rasgos, una antología de los artículos anteriores, y ha tenido éxito como para ir ya por la tercera entrega. Una suerte que en esta página haya mucho material, porque la época EGB abarca desde los setenta hasta finales de los noventa. Este viene dividido en varios temas, tan amplios como el mundo de la infancia: la ropa, los libros, las clases, los juegos y la tv, pero también los hogares y las frases dichas una y mil veces por los padres. No está pensado para encontrar información, sino una recopilación de todas esas cosas que hoy son parte de la nostalgia. Por eso su redacción es muy afectuosa con todas ellas, sin sarcasmos, y tan amplio como para ser capaces de recordar, aunque solo sea de nombre, marcas de ropa y alimentación, pero sin caer tampoco en quejas sobre lo bueno que era todo antes por comparación.
En cambio, el viaje por todos estos elementos comunes se queda un poco genérico: muy limitado a finales de los setenta y mediados de los ochenta, la quinta de los autores, que en muchos casos se queda todo en nombrar cosas sin ofrecer algo más de detalle. Tratándose de un libro, se habría agradecido esto último, porque para ser todo tan somero, me quedo con la web que es más amplia.
Javi Nieves. Generación EGB. En lugar de internet, este libro viene de un medio más tradicional, y hasta más nostálgico, que es la radio, donde nació como programa. El tema es el mismo que Yo fui a EGB y el contenido, muy similar (tampoco me quejo, porque, ¿qué quería encontrar en un libro con este título? ¿Física cuántica?), recopilando en bloques temáticos todo lo que recuerdan quienes crecieron en los ochenta y noventa.
La principal aportación en este caso es una mayor profundidad, aunque tampoco demasiado, porque no es un libro de información ni lo pretende. Los capítulos se desglosan con más detalle e incluyen material algo más minoritario, aunque solo sea de pasada. También cuenta, a modo de recopilación, con una lista sobre diez cosas importantes, o más recordadas, que pueden ser ropa, anuncios, películas vhs o programas de tv. Algo que en la sección sobre audiovisuales se agradece mucho.
También le da algo más de peso a algo que, para unos lectores que fueron niños en esos años, es un elemento más importante de lo que parece: los padres. No solo limitándose a la enumeración de frases tópicas, sino también muchas de sus manías, formas de ver el mundo que chocan mucho con una generación posterior que no tuvo que vivir con tanta intensidad los valores del ahorro y de conservar las cosas hasta el extremo de lo absurdo...Lo que, en uno de los momentos más divertidos, se resume perfectamente en sus menciones a los manteles de hule. Y que, pese a las risas, demuestra mucho respeto por ellos además de una visión menos idealizada de los años anteriores al 2000.
Otro punto a favor es un sentido del humor más evidente, de nuevo, sin llegar a ser burlón. Es más bien un poco de comicidad, como la que puede tener el recordar anécdotas de la infancia. pero también con un poco más de ironía con algunas modas y tendencias. Como reconoce el autor, tal vez no fue buena idea tirar las hombreras y los calentadores. Lo mismo dentro de unos años se ponen a la última...otra vez.
Está claro que la nostalgia es un negocio. Y a veces roza el ridículo. Tengo amigos que no han cursado EGB convencidos de que sí lo han hecho. Al menos en el primer libro del que hablas sí que hay bastantes referencias para generaciones posteriores. Le echaré un vistazo a la web.
ResponderEliminarNo recuerdo que se hubiera puesto tan de moda una época como lo han hecho los ochenta y noventa en estos años. La industria lo sabe, y lo están explotando mucho.
ResponderEliminarLo particular de la EGB es que el último curso de ese sistema fue el 96-97, por lo que abarca varias décadas y también conozco gente que se consideran parte de esta aunque no llegara a cogerlos por años de diferencia.
La web es muy entretenida, se actualiza a menudo e incluye un poco de todo. El libro, en cambio, se queda más escaso.