jueves, 10 de diciembre de 2015

"FFF!", dijo el gato (o lo que es lo mismo: Felinos Famosos de la Ficción)


En la tele, el cine, y sobre todo los libros, pero también en los comics, hay muchos gatos. Y en el Barrilete solo hace falta que aparezca uno para que se le haga una merecida mención. En cambio, los gatos en el mundo de la ficción se han quedado en una entrada mencionando los más conocidos que aparecían en la tele, y eso no podía ser. Porque  a estas alturas, lo que necesitaba era hacer una lista sobre mis gatos favoritos. Que no son ni mejores ni peores que otros (porque como dijo Terry Pratchett, es difícil hacerles olvidar que se les consideraba dioses). Y probablemente se hayan quedado fuera los preferidos de muchos otros. Pero estos, junto a las dos de carne y hueso que suelen deambular por aquí, son los mejores. 


Groucha. Ni Isidoro, ni Garfield, ni Felix: el presentador de Telegato es mi felino televisivo favorito además de presentador del telediario para niños más extraño que se emitió en televisión, además de demostrar que esto de hacer programas infantiles creativos no se quedaba solo en La bola de cristal. Acompañado por Lola, su compañera avestruz, y con una de sus patas permanentemente escayolada (que a la vez le hacía las veces de práctico almacén), lo mismo presentaba las noticias semanales en menos de tres minutos que salía a cubrir los más variados reportajes: migraciones de paraguas, huelgas de zapatillas deportivas y entrevistas a los gluones, unas parlanchinas partículas de las que estaban formadas las cosas.



Jonesy. Después de Oliver y su pandilla, fue un gato cuya integridad física me preocupó durante todo el metraje de Alien. Y es que ser la mascota de una nave en la que se ha colado uno de los monstruos más peligrosos del cine garantiza unas cuantas escenas de tensión. Hoy esta preocupación parece un poco infundada, porque excepto el meterse por cualquier sitio en el momento más inoportuno (como todos los gatos, vaya), en ningún momento parece correr peligro. Es más, sospecho que donde Ripley veía un grotesco alienígena que sangraba ácido, Jonesy veía dos pulgares oponibles y un bípedo igual de eficiente para abrirle las latas de comida. 



Lúculo. Si sobrevivir a un xenomorfo tiene mérito, el aguantar varios años de apocalipsis zombie es todo un grado. La mascota del protagonista de Apocalipsis Z acompaña a su dueño a lo largo de tres libros desde un pueblo de Galicia tras el comienzo de una epidemia, hasta otro continente en un viaje, y unas cuantas huidas, bastante arriesgadas. Aventuras donde una de las mayores preocupaciones de su personaje principal es mantener a salvo a su gato, quien por suerte, es bastante astuto y huye, para volver encontrarlo, en los momentos adecuados. Además de protagonizar unas situaciones bastante divertidas para ser una novela de zombies planteada de forma seria. Objetivamente, la de veces que este gato se ha salvado resulta bastante arbitrario, y seguramente en Walking Dead no habría tenido esa suerte. Pero acabó convirtiendose en un protagonista más de la saga de Apocalipsis Z, mucho más cercana a la acción que al drama y que, en cierto modo, podría ser una versión gatuna de Glenn. Salvo que en vez de ayudar al grupo, este tiene que ocuparse de él. 



Nemesis. Este gato tiene una aparición bastante anecdótica en el comic de Fall of Cthulhu: su papel parece ser el de mascota del antagonista, puesto que los de su especie han acabado por ocupar en casi toda la cultura popular. En cierto modo, es un guiño a H. P. Lovecraft y los gatos, pero se gana una mención honoraria por ser nada menos que la mascota de Nyarlathotep. Ahí es nada. 

La lista, en el fondo, se queda corta. Faltan Azrael, Greebo y un poco más reciente, Reginald, el gato de Hexed. Pero tampoco sería raro que hubiera una segunda entrada con ellos y unos cuantos más..

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