Me pregunto en qué momento decidirán que esto de hacer
remakes de películas de los ochenta no es una idea muy razonable. Es un cine
todavía reciente, disfrutable, y practicamente lo único que se han limitado a
hacer ha sido cambiar un par de cosillas
para gustar a un tipo de público específico o actualizar efectos. Hay alguna
excepción, donde la versión nueva sí implica una forma distinta de plantear el
guión en cuestión, pero en el resto de los casos, el resultado ha sido más bien
flojo. Y en el de Poltergeist, una fotocopia. O más bien, una copia
digitalizada en HD.
Poco se puede decir hoy del argumento, que han adaptado
punto por punto: una familia presencia todo tipo de fenómenos paranormales en
su casa, pierde a su hija una noche,
aparentemente, retenida en un limbo, y como, desesperados, solo pueden recurrir
a un grupo de parapsicólogos, y finalmente, a un médium para rescatar a una
pequeña capaz de ayudar a cruzar a las almas en pena al otro lado. Las escenas
de la televisión con ruido de estática y las conversaciones de la niña
protagonista con las figuras en la pantalla, los terrores nocturnos de su
hermano mayor, encarnados en elementos tan corrientes como un payaso de juguete
o una rama que golpea la ventana, y un desenlace, planteado de una forma
emotiva, son hoy tan conocidos como las frases que se pronuncian en la
película. Porque esta, al ser en cierto modo una historia de terror para todos
los públicos, ha servido para que pudiera emitir en televisión en horarios de
los más variados y gran cantidad de veces. Por lo que hoy todo el público es
capaz de identificar al momento frases como “Ya están aquí” o “¡Ve hacia la
luz”.
Esto es exactamente lo que ofrecen en el 2015. Con solo unas
variaciones que pueden ser más pequeñas o más grandes según el contexto. A
nivel de argumento, además de los nombres de los personajes, han sustituido la
ambientación en una urbanización recién construida (igual es que esto de estar
saliendo de una crisis inmobiliaria del quince todavía escuece) a una mudanza,
por motivos personales y económicos. Uno de los temas que estaba presente, el
de los miedos infantiles se ha magnificado mucho más: de ser un elemento muy
personal para uno de los protagonistas, empleado para desencadenar la trama
principal, aquí se convierte en un elemento clave. El peso de la parte central
acaba recayendo en el hermano de la protagonista, quien debe enfrentarse a sus
miedos, algunos imaginarios, otros reales, para poder salvarla. En principio es
una opción interesante a la hora de marcar un poco la diferencia o hacer una
adapción distinta..pero al final se queda en un cambio argumental irrelevante y
en un personaje al que cuesta muchísimo tenerle simpatía: no es el que el crío
tenga terrores infantiles ¡Es que se asusta hasta de la densidad del aire! Y al
final, el empeño que quisieron poner con él y con esa posible alternativa se
queda en un chico que a ratos no cae bien, y a otros ratos recuerda a Agallas,
el perro cobarde. Claro que, rodeado por esos muñecos deliberadamente horrendos
que han diseñado, para incidir en todo eso de que los payasos dan miedo, no le
culpo.
La gran innovación por la que ha optado esta nueva versión
de Poltergeist es…por ponerle Internet a los protagonistas. Pero así, tal cual.
Porque la diferencia más evidente a lo largo del metraje es que hay tablets,
portátiles, skype, e incluso un dron del que se sirven para resolver todo lo relativo al rescate de la
protagonista. Parece que hay un momento en el que buscan cualquier situación
posible para que los personajes tengan una tablet en la mano, no sé si por
hacer algo de product placement, o para recordar en todo momento que estamos
viendo una película del 2015. Y que, bien para alejarse del arquetipo que estableció
Zelda Rubistein, o bien por hacer un guiño a los realities paranormales, el
médium al que recurren es un tipo cuya actitud y tipo de programas recordaba un
poco a Zak Bagans.
Al menos, la actriz protagonista hace un papel bastante
correcto, cosa que hay que reconocerle como tal y no ponerla a la sombra de
Heather O´Rourke. El resto es adecuado, pero tan adecuado como podrían serlo
los actores de una película de domingo por la tarde: los ves, y te olvidas de
ellos. Y la comparación con ese tipo de películas de echar la siesta es también
bastante adecuada para este Poltergeist de 2015: no da la impresión de ser una
película rematadamente mala, pero es más bien una candidata para verla a entre
siestas, y que al final, acaba confirmando que para volver a ver la misma
historia, habría sido igual de efectivo, y quizá más interesante (o nostálgico)
ver la original de Tobe Hooper.
Nada, ni ganas de ver el remake con el payaso que se le cae la nariz.
ResponderEliminarYo si llego a saber que era una cosa tan sosa me hubiera puesto el original de 1982. Con eso queda dicho todo.
ResponderEliminarLo mismo digo. Para volver a esta historia, prefiero repasarme el original de Tobe Hooper, que no he vuelto a ver desde los años 80. Y eso que tampoco me volvió loco en su día. Para pertenecer a la "generación Amblin", las películas de Spielberg for all the family ahora suelen resultarme cargantes, con esa defensa de los valores familiares por encima de cualquier otra circunstancia. Hace poco he leído sobre esta peli en un libro sobre "Películas malditas" (ya sabemos que ésta lo es, por lo de Heather O'Rourke) y el autor destacaba que, para ser una historia de terror... no muere nadie. Y es que la familia que lucha unida, permanece unida... pesen a los monstruos que pesen.
ResponderEliminarPor descontado: para ver una película un domingo por la tarde, el Poltergeist de Hooper es perfectamente válido a día de hoy, sin tener que recurrir a su fotocopia con iPads y drones.
ResponderEliminarObjetivamente, la de 1982 me parece una buena película, pero no de las que me haya gustado más, pero únicamente por cuestiones de preferencias: me quedo con un cine un poco más siniestro, donde hay mayor sensación de amenaza o ambiente de pesadilla, y por eso esta se me queda un poco blandita...exactamente, muy de verte el domingo por la tarde (y si después en la tele echan Golpe en la Pequeña China o Conan, sería una programación redonda).
Lo de la "maldición" es bastante conocido, aunque me parece que es un poco una fama impuesta, por todo lo del fallecimiento de la actriz protagonista. Y, curiosamente, en las siguientes entregas creo que sí acabaron volviendo la historia un poco más oscura. Lástima que como suele pasar en las franquicias, el bajón de calidad sea evidente.