Después de haber echado un mes mareándome en La casa de
hojas, retomo de nuevo una serie de entradas que habían quedado pendientes: las
dedicadas a las novelas por entrega, y en general, a cualquier cosa escrita antes
de los años 40. Si a principios de siglo Rocambole fue lo bastante famoso
para tener su propio adjetivo, el segundo personaje, unas cuantas décadas
posterior, se convertiría en parte de la cultura popular francesa. Se trata de
Fantômas, un ladrón y criminal creado por Marcel Allain y Pierre Souvestre.
Delincuentes protagonizando folletines (y perdiendo ante los
héroes, pero escapando para la siguiente entrega) hay unos cuantos. Arsenio
Lupin es el más famoso y quizá uno de los más positivos en cuanto a rasgos y
carácter. Rocambole empezó su carrera como un personaje claramente malvado, que
se fue suavizando…Y Fantômas es el más negativo, además del más famoso después
de Lupin. El personaje de Souvestre no duda en suplantar identidades, cometer
asesinatos, atribuírselos a inocentes y librarse de todos aquellos cómplices
que no le son de utilidad. En unos cuarenta y dos libros es capaz de escapar
repetidamente a la justicia, tener hijos y asesinar a uno de ellos y
convertirse en uno de esos personajes que, como Fu Manchú, disponen de una
inteligencia y maldad que roza lo imposible y que, fuera de las novelas
populares, se ha convertido en un recurso que ha envejecido muy mal.
En su primera aparición, de 1911, se conocen los orígenes
del personaje y al policía que consagrará su carrera a atrapar al criminal (sin
mucho éxito). El policía Juve habla de Fantômas como el criminal definitivo, y
la mayor amenaza a la que se enfrenta la Sureté. Este , al igual que le
pasaría al Nayland Smith de Fu-Manchú, está tan empeñado en poner a su
archienemigo detrás de todos los crímenes que roza la manía persecutoria..pero
por suerte para él, en el mundo de los folletines sus deducciones traídas por
los pelos están en lo cierto. E, igual que el resto de policías de este género,
cuenta con un ayudante, Jerôme Fandor, cuya historia también está muy
relacionada con los primeros crímenes que el lector conoce de Fantômas.
Como villano principal de las novelas, este resulta bastante
interesante: es un personaje claramente negativo, pero lejos de plantearlo como
el típico genio del mal despiadado, también es bastante pasional, hasta el
punto de haber llegado a alguna situación por la mujer de la que se ha
enamorado. También es un maestro del disfraz, algo que en este género es casi
obligatorio, pero al menos en la primera entrega de sus aventuras su
caracterización como criminal con apoco viene más dado por lo que cuenta de él
Juve que por sus acciones como tal personaje. Lo cierto es que de lo que llevo
leído, también es uno de los folletines que mejor ha envejecido, y que conserva
muy buen estilo. Muchas de sus situaciones son un poco forzadas, y en alguna
ocasión todo resulta bastante caótico a base de meter personajes para rellenar
trama. Pero también es cierto que está muy lejos del nivel de coincidencias
absurdas que llegaban a alcanzar Las hazañas de Rocambole (que por otro lado,
me parecían muy divertidas).
En estos casos, siempre va a haber un componente anacrónico para el lector reciente. Aunque se haya mantenido bien el conjunto de la historia, y el libro se lea teniendo muy en cuenta la mentalidad y gustos de 1911, es imposible no reparar en detalles como las teorías científicas y las opiniones médicas que se mantenían en la época. En este caso, a uno de los sospechosos se le toman las medidas en los cuarteles de la que entonces se llamaba Sureté Nationale. O cómo una de las preocupaciones habituales de las fuerzas del orden eran los delitos y los apaches, en lugar de Fantômas. También es especialmente llamativo la correspondiente aparición de un manicomio, donde dos médicos hablan sobre un sistema novedoso consistente en dar bien de comer a los internos y razonar con ellos sobre el origen de sus locuras. Teniendo en cuenta otras teorías vigentes, es todo un avance.
Las apariciones del personaje no se limitaron a la
literatura y a la Belle Epoque :
a lo largo de las décadas contó con varias películas, incluso en los años sesenta.
Estas últimas, que pude ver en algún ciclo de Louis de Funes en la tve, eran
bastante más alegres y cómicas de lo que serían las novelas originales,
seguramente por contar con este último en el papel de Juve. Y buscando
referencias menos conocidas, hay un grupo de música llamado así…Pero
probablemente muchos de los que crecimos con los libritos de don Miki
recordemos a su versión más evidente y entrañable: ¡Patomas!
De "Fantomas" solo conozco las películas de Louis de Funes (que todavía vi en cine, en alguna sesión matinal de niño). Pero Patomas es un pequeño mito de mi infancia, en aquellas ediciones de la Colección Dumbo que empezaron publicando clásicos americanos de Disney de los 40-50 y acabaron con las versiones italianas de los 70, como este entrañable personaje, que luego publicaron en Don Miki... Hace poco las reeditaron, y seguían siendo igual de simpáticas.
ResponderEliminarNo hace mucho en Cracked se hacían eco de las versiones italianas de Disney, cosa que les llamaba bastante la atención. A mí me hace gracia que vean desde esa perspectiva algo con lo que crecí.
ResponderEliminarLo cierto es que las de Fantômas de de Funes eran las que más me gustaban (esa y una que salían nazis), aunque después de leer el original, el componente cómico de la primera es más evidente.