lunes, 17 de junio de 2013

V/H/S 2 (2013). La primera tiene un pase. Caer en esta ya es solo culpa mía

 
Aunque empezara a darle manotazos a la cámara, seguiría teniendo mejor pulso que muchos found footage

A veces no aprendo. Después de haberme quejado de los mareos de cámara de V/H/S, decidí darle una oportunidad a su segunda parte. La primera tuvo sus críticas positivas por lo original, no tanto del formato, sino por juntar el found footage y las películas formadas por varios relatos, a un grupo de historias bastante límite y que, si en algunos casos solo funcionaban a base del impacto y el susto inicial, otras sí resultaron bastante originales.



A esta franquicia (si se convierte en una) hay que reconocerle que en cierto modo, es como las catástrofes: es desagradable pero no puedes dejar de mirar, y por eso decidí comprobar qué nuevas barrabasadas se les ocurrían. Bueno, por eso, y porque además de aparentar tener una calidad de imagen un poco más limpia, había un episodio de zombies. V/H/S 2 conserva el formato de su predecesora: una historia arco, en el que los personajes principales encuentran un conjunto de cintas que van viendo, hasta que algo les sucede. Estas se caracterizan por una duración muy breve y la variedad de su procedencia: desde grabaciones personales o semiprofesionales, cuyo argumento puede estar relacionado o no con lo sobrenatural, pero que siempre mantendrán cierta falta de lógica y de búsqueda del shock y lo excesivo, al igual que muchas leyendas urbanas o creepypastas. Pero una cosa es el impacto que resulte de una historieta breve, y que su gracia consiste en el sinsentido y lo amateur de lo escrito, y otra cosa es que eso funcione en imágenes durante hora y media.



Esta vez el hilo conductor son una pareja de detectives privados, de los que tampoco dudan en pasarse de la investigación al chantaje, cuyo trabajo consiste en encontrar el paradero de un estudiante desaparecido. La casa de este parece vacía a excepción de una grabación por webcam del susodicho, donde explica la posibilidad de grabar lo sobrenatural en un soporte analógico, y varias cintas de vídeo que una de los protagonistas comienza a ver mientras se va sintiendo más aturdida y enferma ¿El por qué? No lo dicen, pero servirá para el final de la cinta. Al resto de personajes que aparecen en cada cinta tampoco les va a ir muy bien, porque en las cuatro historias hay un poco de todo, y esta vez sí relacionado con lo sobrenatural: el receptor de un implante ocular es capaz de ver fantasmas y progresivamente, interactuar con ellos. Pero estos no son precisamente como los de Ghost Whisperer, sino que son bastante más agresivos y capaces de atacar a todos los que los ven o escuchan. La historia de zombies está contada desde la perspectiva de uno de los infectados, gracias a una cámara que este lleva en su casco durante sus paseos en bici (además, esta la dirige Eduardo Sanchez, el de El proyecto de la bruja de Blair). Y las dos últimas, que son las más flojitas, incluyendo una a un grupo de reporteros que investigan una secta milenarista en un país perdido de Asia…justo cuando sus miembros deciden ir cometiendo el suicidio ritual e invocar a su mesías. La última tiene nada menos que alienígenas haciendo lo que mejor se les da, que es aparecer con luces y abducir a la gente. Cosa que ha sido toda una sorpresa porque es un tema que desde los noventa, está completamente pasado de moda, sobre todo si estos son los típicos cabezones de color blanco.



Si la primera tuvo su interés por la mezcla de géneros y lo deliberadamente caótico de su montaje, la segunda, al menos para mí, es un poco más digerible, pero también bastante más floja. La estructura está algo más pulida, pero sin en el primer caso las dos mejores historias eran las más innovadoras, en este, aún salvándose dos de cuatro, no brillan precisamente por lo rompedor: la primera es un tema que ya se vio en The Eye, la segunda son los zombies de toda la vida, salvándose gracias a un final mucho más inesperado, y las otras dos son demasiado caóticas y carentes de sentido, incluso para una película que está planteada de esa forma. Precisamente el sinsentido es lo que resulta excesivo en todos los segmentos de VHS 2, desde el hilo conductor hasta la última historia.

 
Extras de VHS 2, tras enterarse de lo que van a cobrar

Aún en la dos primeras, pueden mantener cierta coherencia interna, no siendo necesario explicar por qué los espectros son agresivos, o que estos van a donde les de la gana, o incluso, que un infectado sea capaz de recuperar cierto grado de consciencia. Pero las siguientes son de traca. Y si en la de los alienígenas consiste en barullo de luces en un 90% del metraje, unos disfraces de alien muy cutres, y una desagradable escena final con un perrito muerto, la tercera parece directamente el tren de la bruja: empieza con muy buena atmósfera, con esa secta perdida en algún país asiático y todo lo que sus prácticas conllevan. Pero después empiezan a mezclar nosequé historias sobre el nacimiento de un demonio, nada menos que un Baphomet tremendamente cutre, un suicidio ritual que acaba con los sectarios reconvertidos a zombies, y una escena final que, bueno, después de lo visto, ya me esperaba cualquier cosa. El mismo caso se da en la historia principal, en el que todo se soluciona haciendo que la gente se ponga a resucitar sin más motivo que asesinar a los que se le pongan delante y hacer que pasen los títulos de crédito.

Visto el primer golpe de efecto que supuso VHS, esta puede tener sus seguidores, pero se queda en un poco más de lo mismo, sin el impacto de su predecesora, y con un desorden intencionado que no termina de convencerme.

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