De todo el cine de terror, los slashers o películas de asesinos en serie son las que menos me gustan. La fórmula es bastante repetitiva, y aunque eso se pueda decir también de las películas de zombies, lo de un tipo con careta o cualquier detalle absurdo que asesina a personajes a cada cual más tonto, no termina de convencerme, y sus segundas partes, todavía menos. Pero muy de vez en cuando, puede aparecer alguna del tema que, por su punto de partida, o incluso su estética, consigue que me olvide de la falta de interés que tenía en un principio y acabe dándole una oportunidad. Este ha sido el caso de The Collection, que aunque empiece como un slasher, va cogiendo elementos de otras películas de serie B y da para un buen rato.
La película arranca con las noticias acerca de un asesino en serie que mata y mutila indiscriminadamente a sus víctimas, y de las cuales una todavía no ha aparecido. Mientras, Helena, la protagonista acude a una fiesta que parece ir de mal en peor: no solo se encuentra a su novio dándose el lote con una pelandusca, sino que en un baúl encuentra al hombre al que el asesino había secuestrado. En ese momento, una serie de trampas empezarán a ponerse en marcha en el local, destrozando a los asistentes a la fiesta. Lo último a lo que tiene tiempo Arkin tras salir del baúl es ver cómo Helena es secuestrada por el asesino. En el hospital el padre de la protagonista le ofrecerá la posibilidad de guiarlo hasta el asesino junto a un equipo de paramilitares y así recuperar a su hija. Pero teniendo en cuenta los gustos a la hora de decorar de El Colleccionista, lo difícil no será encontrarlo, sino poder salir de un hotel abandonado lleno de trampas de todo tipo y un asesino asombrosamente entrenado.
Una de las primeras cosas que me sorprendió fue el descubrir que se trataba de la secuela de The Collector, una película del 2009, en la que el tal Arkin era protagonista, seguramente de ahí todo el tema de las noticias que apararecían al principio. De todas formas, no hace mucha falta porque la historia se entiende perfectamente sin necesidad de conocer al asesino en cuestión ni los personajes anteriores: con saber que hay un asesino muy chungo suelto, que uno de los personajes ha conseguido sobrevivir no se sabe como, y que un grupo de mercenarios se va a meter en un sitio peligroso para salvar a alguien, es suficiente para no perderse.
Porque acaba de activar una trampa altamente mortífera, que si no, con esa careta, cualquiera pensaría que se dedica a otra cosa
Lo segundo fue la mezcla de géneros, y sobre todo, una falta de lógica que funciona bastante bien. Porque en The Collection, después de la primera masacre a base de trampas, no hay un patron de personajes haciendo el tonto en sus casas mientras el asesino va a por ellos, sino que estos tienen un objetivo claro, que es salir con vida de un edificio lleno de trampas. El grupo de secundarios, y sobre todo, el personaje de héroe a su pesar de Arkin me recordó más a series B de otro estilo, más cercanas al tema de monstruos o zombies que a los asesinos en serie. Además, el trabajo que han hecho para caracterizarlos es breve, pero competente: si los telediarios sirven de introducción a un asesino que parece no tener motivaciones concretas, con unos cuantos flashbacks, se sabe que el padre de la protagonista tiene recursos suficientes como para mandar a un grupo armado a salvarla. No es necesario saber mucho más, cuando lo importante de la película es que los protagonistas puedan salir del edificio, y sobre todo, ver qué nuevas trampas y salas a cada cual más extraña descubren.
Había pensado en aparecer con un par de gatos de presa, pero lo ignoraban y se echaban la siesta en cualquier esquina
El asesino, y su edificio de los horrores, son de todo menos realistas, pero resulta muy divertido. Un personaje imposible, que parece obsesionado con la taxidermia y los insectos, que utiliza los cuerpos de sus víctimas para diseñar insectos, pero que también es capaz de convertir a algunas en bestias agresivas gracias a una mezcla de drogas y desfigurarlos hasta la locura, de construir en un edificio trampas imposibles, luchar cuerpo a cuerpo y hasta disparar un rifle automático si hace falta. No debe haber muchos asesinos en serie con semejante currículum, pero se trata de un personaje y un escenario completamente pulp, en el que se mezclan todas las neuras posibles de un psicópata y no falta ni el tema de las habitaciones-trampa que desde el famoso Castillo de H. H. Holmes también ha pasado a ser parte de este género.
Con toda la acumulación de escenarios, elementos siniestros y trampas variadas, ha acabado importándome poco que la historia se centre en la huída de los protagonistas y poco se sepa del asesino, lo que lo motiva, y sobre todo, de dónde ha sacado todo el tiempo y dinero para el hotel de los horrores que se ha construido, pero a una serie B tan divertida como esta no le voy a exigir más coherencia de la que tiene.
Me temo que esta también la dejo pasar.
ResponderEliminarAy, no puedo con estas películas! Pero tienes un modo de escribir que despiertas la curiosidad. Madre mía el cartel es escalofriante!! De todos modos me alegro de que disfrutaras. Siempre disfruto yo con la pasión de los demás por las diferentes manifestaciones artísticas, aunque no las comparta. Hay tanta indiferencia, hastío, gris gris gris, que por eso me gustan tus entradas, porque siempre hay una búsqueda de algo que te conmueva de un modo u otro y hasta cuando algo no te gusta lo manifiestas de un modo vivo, después de un minucioso examen y con argumentos. Es de agradecer!!
ResponderEliminarBesitos!
Ana.
Satrian: a mí me pareció entretenida, y el asesino este tenía bastante que enseñarle a Jason y Compañía (entre otras cosas, unos tres o cuatro ciclos de FP XD)
ResponderEliminarLa Minomalice: muchísimas gracias por tu apreciación, en realidad escribo según me viene a la cabeza y teniendo en cuenta que aunque algo me guste o no, no tiene que ver con su calidad vista objetivamente...Cosa que a veces cuesta porque no tengo formación "seria" en cine o literatura, pero me gusta que la gente disfrute lo que escribo.