jueves, 13 de septiembre de 2012

Lecturas de la semana III.


Sospecho que hasta el minino empieza a ser más coherente que yo a la hora de elegir libros.

Esta semana va de autores con algo en común: escribir en inglés. No, en serio, es que más distintos no podían ser. Y no tenía la más remota idea de cómo empezar la entrada.


Sue Towshend. Adrian Mole. The Capuccino Years. Aunque el personaje empezó con 13 años y cuarto, más orientado al público juvenil, en los últimos libros continúa creciendo (que no madurando) hasta el año 97, donde encontramos a Adrian con 30 años y cuarto, divorciado y con un niño, con un trabajo como cocinero abridor de latas e igual de neurótico y pretendidamente intelectual que hace dieciséis años. El resto de su familia también ha cambiado, aunque no mucho: sus padres siguen igual de disfuncionales, con affaires fuera de un matrimonio que no funciona, su hermana es la pesadilla de cualquier padre normal y sus antiguos compañeros de clase, en menor o mayor medida, han triunfado: desde un escritor de éxito hasta una diputada del partido laborista.

El libro sigue con la forma de diario y slice of life, retomando la historia en un momento determinado, como es el de las elecciones que ganó Tony Blair, y termina, después de varios situaciones un tanto accidentadas (como el embarazo de su hermana pequeña y su relativo éxito como cocinero en la tele) quedando en el aire para el siguiente. Al protagonista se le ve ahora de una forma un poco distinta que en un principio: si despertó simpatías como adolescente neurótico y sufridor de una familia un tanto lamentable, ahora es un adulto que ya no puede escudar sus propios errores en lo disfuncional de sus antecedentes, sino que se trata de un perdedor que solo es capaz de ver los fallos en los demás y no en si mismo.

La visión de Inglaterra es si cabe más ácida. Si a través de las referencias en el diario hemos ido viendo la boda de lady Diana, el gobierno de Tatcher y la guerra de las Malvinas, ahora le toca el turno a la Nueva Inglaterra y su cambio de gobierno a un partido laborista con el que la autora es todavía más ácida que con los conservadores: los políticos liberales están más preocupados con lo políticamente correcto que por un programa coherente con las ideas de su partido, y el retrato que hace de estos, sobre todo en el personaje de Pandora Braithwaite, es completamente devastador: niños bien, trepas, pijos…no se salva nadie, y sobre todo es con la clase media-alta con la que la autora no tiene ni un mínimo de compasión. En cambio, siempre conserva un punto de ternura con algunos personajes con los que nunca llega a ser completamente destructiva. Y es que Adrian Mole puede no ser el ser humano más cabal de Inglaterra, pero a pesar de todo, no es un mal tipo.

 
Con semejante portada, literatura muy seria no se ve, no.

Charles Stross. The Atrocity Archives (The Laundry Files 01). Con esta serie de fantasía urbana se cubre el cupo de frikeces de la semana. Y lo de fantasía urbana es un decir, porque la historia del protagonista, un informático que trabaja para un ente público encargado de evitar cualquier tipo de manifestación de criaturas de otra dimensión, está más cercana al tema de las oficinas o incluso de los funcionarios que a los típicos detectives o cazadores de bichos típicos de este género. Porque, aunque la Lavandería en cuestión se encargue de un trabajo bastante serio como el de enfrentarse diariamente a bichos salidos directamente de los relatos de Lovecraft, el protagonista tiene que lidiar con aspectos cotidianos menos interesantes como asistir a cursos de formación, suspensiones de empleo o los sueldos no muy altos de los empleados públicos.

El estilo de narración es seguramente lo más chocante (como si el argumento no lo fuera ya): aunque la primera persona, el estilo un tanto sarcástico y las disgresiones es algo conocido, y bastante fácil de usar, incluye bastante jerga inventada, que tira mucho de teoremas y lenguaje técnico, con lo que en un principio no es que se trate de una lectura muy dinámica…pero cuando en un momento el protagonista hace mención al Teorema Lovecraft-Turing es imposible no darle cancha y seguir leyendo. Además, el autor es lo bastante hábil como para escribir un texto en el que es capaz de hacer un chiste sobre memes sin que este parezca demasiado cutre o amateur. También es cierto que a una lectura como esta, hay que tener mucha manga ancha: hay escritores de fantástico muy buenos y por el momento, Charless Stross no está dentro de ellos, pero lo que él intenta es presentar una novela para un público muy determinado, en este caso, aficionados a Lovecraft que ya no se tomen muy en serio los Mitos de Cthulhu, y no duda en ofrecer todo tipo de situaciones cómicas como el apartamento del protagonista, al que sus compañeros han rebautizado como “Chateau Cthulhu”, o que los apodos de estos mismos sean Pinky y Cerebro.

Divertida, un rato largo. Pero desde luego, no sería el tipo de libro que pagaría por leer. Además, acabo de recordar que el best-seller que lo está petando ahora en las librerías nació como un fanfic de Crepúsculo. Pensándolo bien, habría que empezar a ofrecer menos cancha. O al menos, procurar que los textos se queden donde deberían.

3 comentarios:

  1. El segundo me lo apunto, me gustan las frikeces que propone.

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  2. Yo me quedo con el primero! Me da curiosidad Adrian Mole y su familia disfuncional. La hermana tiene que ser terrible!!

    Ay, el gato es que es igualito que mi Garfield. Sólo se diferencian en las patitas, que las de este son blancas y las de mi lindo son más oscuras como el resto del pelaje. Pero es parecidísimo!!! Ahora tiene un ratoncito nuevo y está loco con él, no para de jugar, se esconde, se le tira, lo lanza por los aires... Está adorable!

    Besos!
    Ana.

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  3. Satrian: frikeces las hay a rabiar. Es como si hubieran tomado el punto de partida de Hellboy, hubieran metido más elementos lovecraftianos, y cambiado al protagonista-demonio hombre de acción por un informático escuchimizado.

    La Minomalice: para mi sorpresa, la saga de Adrian Mole está muy bien, aunque los últimos libros se vuelven más cínicos y precisamente por eso, un poco más tristes. Se pueden leer de forma independiente pero te recomendaría antes el primero o el segundo, para conocer un poco al personaje y a lo que hacen referencia.
    Yo estaba pensando en comprarle un rascador con pelotitas nuevo a Dalek, pero parece que la divierte más cualquier bola de papel que un juguete caro. Estos mininos...

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