domingo, 27 de febrero de 2011

Burke y Hare. Un montón de actores británicos se pasean por Edimburgo



Gaticos: el arma definitiva contra los ladrones de cadáveres y la catalepsia


Aunque hoy estén un poco en desuso, uno de los asustaniños y mayores más populares de hace un par de siglos fueron los ladrones de cadáveres. El auge de la medicina supuso un aumento en la demanda de cadáveres, con lo que el robo de tumbas se convirtió en un negocio en alza. Algo así como el cobre, pero más gótico y menos insalubre. La idea de los ladrones de cadáveres se quedó con el tiempo en un personaje popular en determinadas ciudades, muy recurridos a la hora de hacer turismo histórico (del macabro pero divertido, claro), y en concreto, Burke y Hare son los más conocidos en la ciudad de Edimburgo. La historia de esta pareja de ladrones de cadáveres y posteriores asesinos (para vender los cadáveres), es toda una tradición a la hora de recopilar anécdotas macabras.



El All-Stars de los actores geeks ingleses


Como hoy el tema ha perdido bastante componente dramático, la versión más reciente de John Landis es una comedia negra que recrea bastante bien esa visión macabra pero irónica del Edimburgo del Siglo XIX. Avisando que "todos los hechos de la película son reales, excepto los que son ficción", cuenta la historia de William Burke (Simon Pegg) y William Hare (Andy Serkis), dos pillos que malviven en Edimburgo hasta que descubren por accidente que la venta de cadáveres a las escuelas de medicinas es un negocio muy provechoso. Como encontrar cadáveres frescos es un poco difícil, la necesidad los llevará a procurárselos ellos mismos, en una serie de muertes y accidentes bastante hilarantes. Además del negocio principal de sus protagonistas, irán apareciendo el interés romántico de Burke, los piques entre las escuelas de medicina y la milicia de la ciudad, que me recordó un poco a la Guardia de Ankh-Morphork.

Posiblemente lo mejor de la película es su reparto, o al menos, para los que estén acostumbrados a ver series británicas. Y es que en casi todas las escenas aparece algún actor conocido. Los principales ya son famosos por haber salido en Shaun of the Dead o El señor de los anillos, pero también tenemos a Bill Bayley (Black Books), Jessica Hynes (Spaced), Tim Curry, Reece Shearsmith en un papel muy cortico e incluso a Christopher Lee haciendo de difunto. David Tennant estuvo a punto de fichar también, aunque se quedó fuera. Yo creo que fue porque más no cabían.



Este año se llevan los trajes de húsar con corte al bies


La ambientación tampoco podía fallar, y aunque un poco teatral, con ambiente de decorado, muchos sitios de la ciudad se reconocen claramente sin que se excedan en ningún momento con las panorámicas urbanas. Hay un montón de referencias a temas populares de la misma época, como el perro de Greyfriars, los primeros avances de la fotografía, el teatro, e incluso al nacimiento un tanto absurdo, y marcado por la mala baba, de negocios modernos como la funeraria o las aseguradoras.



La película no se toma en serio en absoluto, siendo una comedia macabra en toda regla: los personajes no sienten remordimientos en matar a nadie, y de hecho, los asesinatos son demasiado cómicos como para que el espectador se horrorice. Tampoco busca la fidelidad histórica, como deja bien claro en el principio, y aunque el final no llegue a ser completamente feliz, sí que se permite una resolución muy relacionada con el tema de los negocios que mencionaba antes. Quizá lo que peor funciona es la historia romántica que incluyen, ya que el personaje femenino resulta demasiado atontado como para que resulte simpático. Pese a todo, es resultado es bastante entretenido y recomendable.

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