Gaticos. El mayor enemigo de los cylons y cualquier otra cosa susceptible de romperse en piezas
Hace año y medio se terminó Battlestar Galactica, una de las series de ciencia ficción más famosas de los últimos años, con permiso del Doctor Who. Dicen que también fue muy buena, cosa que todavía no se porque de momento estoy empezando la segunda temporada. Más vale tarde que nunca, dicen.La serie que empecé a ver junto a esta nueva y famosa Galáctica fue su versión original, de 1978, para ir comparando las diferenc…o, bueno, en realidad no. Me dio un aire, empecé a rebuscar en la tarrina de DVD´s y encontré uno que me habían grabado hace más de cuatro años. Y como Dalek tiene un juguete de peluche nuevo para dominarlo y cazarlo, tengo más tiempo libre para poder sacar de encima series antiguas. Ehm, sí, podría salir a dar una vuelta, pero ¡la vida social es para perdedores!
Battlestar Galactica (1978) cuenta, como todos sabemos a estas alturas, la historia de la última flota de humanos que, tras haber perdido sus 12 planetas en un ataque de los Cylon, buscan el planeta Tierra para establecerse…y hasta ahí, todo parecido con la versión actual, que tiene más dramatismo, más naves espaciales, más paranoias y toda una guerra religiosa de por medio. Pero la otra tenía Cylons-tostador a montones. Y un androide-consejero hecho con una bombilla y las cortinas de la ducha. Y eso no hay tía buena con traje rojo que lo supere.
¡Me lo vas a comparar con la petarda del vestido rojo!
La mayor diferencia entre las dos Galacticas es la forma de llevar la serie: mientras que la de 2004 es una historia más dramática, de personajes, de conflictos entre especies y con bastante continuidad entre los episodios, su primera versión es más episódica, en la que los diez o doce capítulos que sí recogen la trama completa, se intercalan con episodios autoconclusivos. Esto no tiene por qué ser malo porque ahora mismo me estoy acordando de Buffy, Sobrenatural y muchas más series que siguen la misma estructura y eran divertidísimas.
La otra diferencia está en los personajes: la profundidad del Adama, Starbuck, Baltar antiguos no pueden compararse con la que tienen en su versión del 2003, también es cierto que la primera serie estaba más destinada al entretenimiento y a las aventuras espaciales sin más complicaciones. Los cambios que sufrieron en ambas series son bastante chocantes:
Adama (Lorne Greene, más conocido como el dueño de la Ponderosa) es el ejemplo de militar noble, justo, buen padre y hombre razonable, que no tiene ningún conflicto más allá de las situaciones dramáticas. Vamos, nada más lejos de la versión de Edward James Olmos.
Apolo y Starbuck son dos pilotos, o guerreros coloniales, amigos de toda la vida. Porque este Starbuck es nada menos que Dirk Benedict, el Fénix del Equipo A, y aquí ya no hay roce que valga.
Cualquiera tendría esa misma cara de pillao en su lugar
Baltar es el cambio más chocante de todo. En el 2004 aparece como el responsable directo (sin quererlo) del fin de las colonias, mientras que el original es un tipo que se vende al enemigo para ser amo de su planeta, cosa que no le sale bien porque los cylons son bastante brutos y no dejaron ni los restos. La principal diferencia, además de la obvia, es que el primero tiene una nave para el solo y un robot cutre que lo aconseja, mientras que el otro tiene a Number Six viviendo en su cabeza. No se cual de los dos estará más contento con el cambio.
Y aquí termina su caracterización como personajes
Boomer y Tigh son bastante anecdóticos: eran los personajes “de color” (..¿de qué color?) en la primera versión, y no tenían más papel que ser el compañero de Apolo y Starbuck, y el coronel severo y leal a Adama. Veinticinco años después los convierten en una cylon con pinta de mujer asiática y en un tipo con problemas de alcoholismo. Y de un plumazo acabo de revelar a uno de los primeros cylons con aspecto humano que aparecen en la serie, pero como sale al principio de todo, no es como si estuviera revelando el final de la serie, que tampoco conozco.
Comparando las dos versiones, la del 2004 sale ganando por goleada…dependiendo, claro, de lo que se busque. Porque Galactica 1978 no pretende ser más que una serie de aventuras en el espacio, con mucha exploración de planetas desconocidos, muchas naves y batallas espaciales, y con un ambiente más familiar (solo hay que recordar al chaval y a su perro robot). La típica serie que se veía por la tarde hace veinte años: durante los capítulos se podía atender al teléfono, salir del cuarto un momento o cualquier cosa sin que se perdiera el hilo de la historia: la serie perfecta para cuando no se quieren complicaciones.
En la antigua solo esperábamos a las espectaculares, entonces, batallas entre vipers y cylons, que se repetían de la misma forma y con las mismas imágenes una y otra vez, creo que no cabe mucha comparación.
ResponderEliminarPero, pero, peroperopero..¡¡la versión antigua tiene más robots!!
ResponderEliminarYo tenía 13 años cuando emitieron la primera versión por la tele y me encantaba. Este verano quería ponerme a ver la versión moderna, así que primero me puse con la antigua esperando una chapuza que me destrozara el mito, pero de momento (aún voy por el capítulo cuarto) tampoco está tan mal. La estética y los efectos han envejecido fatalísimamente fatal (¡Por Om, esas explosiones en el espacio!) pero si olvidas esos detalles sigue siendo muy divertida. Y vista con los criterios actuales, más "políticamente incorrecta" que "Padre de familia".
ResponderEliminarEso sí, me duele reconocer que mis amigas tenían razón: Starbuck estaba más bueno.
Lo de la incorrección política que tiene la Galactica antigua es memorable: yo flipaba en colorines cuando veo el batallón de pilotos-mujeres (igualito que un gallinero) al que Starback promete un premio a la que pilote mejor; cosa que después pulieron incluyendo a la piloto de otra nave.
ResponderEliminarLa versión nueva de Galáctica parece que me ha enganchado un poquito más que la última vez, pero hasta el final de la tercera temporada parecía que no arrancaba ni p´a Dios.
Y el anterior Starbuck no estaba mal del todo. Al menos es un estilo que me gusta más que los vigoréxicos que se llevan tanto ahora.