Ayer me di cuenta de una extraña circunstancia.
Iba caminando por la calle, hacia la consulta de mi psiquiatra, escuchando Las Seductoras Voces Que Me Dicen Lo Que Tengo Que Hacer, cuando me di cuenta de que algo extraño pasaba a mi alrededor.
Había bolitas rojas por todas partes, y papelitos plateados de los que son tan difíciles de limpiar y luces brillantes, brillantes, brillantes, brillantes, brill…
Cuando me desperté todo era muy confuso. Las bolitas, los papelitos y las luces seguían allí, pero me dolía la lengua, tenía la barbilla cubierta de espuma y había una extraña humedad en mis pantalones. Sospecho que algo tuvieron que ver los extraterrestres con todo eso, y mi psiquiatra estuvo de acuerdo cuando se lo comenté. Es un magnífico profesional.
Sin embargo, también en el psiquiatra noté algo extraño. Suele ser un hombre muy conservador. Me resulta difícil imaginármelo sin su traje de pana, su pajarita de lunares y sus chancletas con calcetines blancos. Es todo un gentleman.
Y ayer, sin venir a cuento, llevaba un absurdo sombrero rojo con una borla blanca. Era absolutamente ridículo!! Y oye, que yo no tengo nada en contra de las modas. Cuando en El Centro todo el mundo llevaba el papel de aluminio en la cabeza, ahí estaba yo, al pie del cañón. No le hacía ningún favor a mi tono de piel, pero quería ser popular. Y vaya si lo conseguí. Cuando al final me gradué todos mis compañeros empezaron a farfullar y darse cabezazos contra la pared. Fue muy emotivo.
Y no solo era el sombrero. Había un pino en su despacho!! Un pino!!! Quien demonios tiene un pino en una habitación?? En el jardín vale, lo entiendo. Pero en un despacho? Y no era un pino normal, no. Estaba decorado con toda suerte de chorraditas y patochadas. Que si una estrella, que si un muñeco de nieve, que si una manzanita. Sinceramente, empiezo a dudar de la salud mental de ese hombre. Quizás haya llegado el momento de dejar la terapia. Al fin y al cabo, Las Seductoras Voces Que Me Dicen Lo Que Tengo Que Hacer no paran de repetirme lo mismo. Y digo yo, ellas de esto algo tienen que saber.
Pero aquí no acabó todo. Después de la consulta, me acerqué hasta la farmacia del centro comercial, a comprar las vitaminas que me había recetado el médico. Por cierto, no acabo de entender porque en la farmacia guardan las vitaminas bajo llave. Los farmaceuticos son personas extrañas. Siempre nerviosos, y asustados. Cualquiera diría que me tienen miedo.
Y no os lo creeréis, pero el centro comercial estaba atestado. Me dio la impresión de que un delirio consumista se había apoderado de la gente. Todo eran bolsas, bolsas, y más bolsas. Todavía estoy barajando varias teorías, pero creo que estaban hipnotizados. Todo apunta hacia ahí. Las luces, los colores… La música!! Ese tiene que ser el factor principal. No me había dado cuenta de cuanto daño ha hecho Operación Triunfo a nuestra cultura hasta ayer. Todo eran canciones sobre nieve, y pastores, y cosas sin ningún sentido. Nunca pensé que echaría de menos el reggaeton.
Como veis, fue un día muy extraño. Gracias a Dios, al final llegué a casa, donde todo es normal y pude dedicarme a lo que verdaderamente me apasiona. Organizar los cajones, espiar a la gente desde la ventana y llorar. No hay nada mejor para pasar una fría tarde de Diciembre.
Por suerte, pronto será Navidad, y la gente volverá a comportarse normalmente. A veces me siento como si fuera la única persona cuerda de este mundo.
Ainnsss amigo pues prepárate, que ésto acaba de comenzar, (yo diría que aún ni ha empezado..), y nos quedan semanas de acontecimientos raros como ese para disgusto de muchos...
ResponderEliminarÁnimo!
Besos;)
Sí a las buenas intenciones de la época, no al consumismo.
ResponderEliminar¿Seguro que las Seductoras Voces que te Dicen lo que Tienes que Hacer no te recomendaron que le regalaras un portátil a tu co-bloguera? Qué desconsideradas.
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