martes, 16 de junio de 2009

¿Qué chica con gasolina ni ocho cuartos? ¡Con lo que todavía tengo pendiente!

Más que nada, porque he estado ocupada con otros libros y de paso, intentando reducir un poco el tamaño de La Pila de Babel. Como mis listas son bastante aleatorias, he decidido limitarme a reseñar lo que he estado leyendo. No es mucho esfuerzo, pero era esto, o un post para La granja del Tito Hewl sobre los perezosos. Y todos sabemos lo aburridos que pueden llegar a ser los perezosos.

Phillip Pullman – Materia Oscura. Aunque todavía me queda el tercero (hay que fastidiarse, que una novela pretendidamente infantil me resulte densa), ya me voy haciendo una idea acerca de la trilogía, y lo que puedo decir es que es para todos menos para niños-niños, es decir, los que consumirían los primeros libros de Harry Potter. Porque en esta fábula infantil me he encontrado con una protagonista agresiva, marrullera, mentirosa compulsiva y fabuladora nata, pero capaz por si sola de llevar el peso del mundo, y de varios, por si sola. Todo esto, sin que resulte la típica niña predestinada ni nada por el estilo. El avance del libro me sorprendió mucho por el cariz más anticlerical que va tomando según avanza. Y es que del primero, en el que presenta un Oxford casi steampunk, con dirigibles, sabios, y un Norte con osos parlantes, brujas o centros que recuerdan a los orfanatos comunistas; se traslada a un cruce de mundos más siniestro y cercano al nuestro, con espectros, profecías por cumplir y un giro cada vez más individualista, en el que sorprende la cantidad de muertes y “violencia” para quien se esperaba una novela más para niños. Toda una sorpresa, de las agradables. Menos mal que desde que Roald Dahl pasó a mejor vida, todavía hay autores que no están a sueldo de las Asociaciones de Padres (y Madres).



Carlos Ruiz Zafón – La sombra del viento. Novela por entregas con muchas muertes, hijos secretos y misterios con la que ya me explayé en su día. El Ministerio de Frikeríos y Cosas Raras recomienda: lean a Gastón Leroux. Sale más barato.







Rodolfo Martinez – Sherlock Holmes y la Boca del Infierno. No es ya que yo tenga muy mala baba y no me pueda creer una novela cuyo climax se desarrolla en Portugal, país de las toallas, los fados y los bigotes, por mucho que el acantilado se llame Boca do Inferno. Es que a un Sherlock Holmes de 90 años, revitalizado por la jalea real, y conociendo a Alistair Crowley e incluso a Superman, todo ello para luchar contra las criaturas de los mitos de Cthulhu, ya no hay por dónde cogerlo. Mi capacidad de suspensión de la realidad tiene un límite.






Antonio Lázaro – El club Lovecraft. La concejalía de turismo de Toledo patrocina este libro, solo por la de calles y sitios que se dedica a describir con ahínco y mimo. Pero si se vendieron ejemplares, fue por incluir al bueno de H. P. Lovecraft en el título, porque el argumento es malo, malo. No es que de un pastiche postlovecraftiano nos podamos esperar una gran cosa, pero es que este no hay por dónde cogerlo: no hay desarrollo de la acción, ni de los personajes, ni nada de nada. Todos parecen moverse y desplazarse por un Toledo misterioso sacado de cualquier manual de Rol.




Scott Siegler – Infected. Poca cosa nos podemos esperar de un tío que se gana la vida escribiendo novelas para los IPOD, y esta sea la primera que edita en papel. Pero al margen de lo poco fiable de sus referencias, no funciona mal: básicamente es una historia de alienígenas ocupa-cuerpos, que consigue dar repelús a base de describir la infección, y que tiene toda la pinta de ser el primero de una serie de libros. No lo puedo considerar un desastre desde el momento en que no prometía más de lo que ofrecía: entretenimiento de bolsillo.




L. J. Smith – Despertar. Lo he encontrado, y eso que pensé que era imposible: una novela de vampiros que fuera más repunante que Crepúsculo. Como decía Bernard Black: es horrible, pero bastante corta. Porque en ella nos cuentan el dilema de una insoportable princesita de instituto intentando conquistar a un vampiro italiano, mientras el hermano de este, que es malo y siniestro, intenta llevarla al lado oscuro. Y digo yo…Tienes doscientos cincuenta años, más poderes que un notario y una dieta restringida…¿y tienes que irte al instituto? ¿A qué? ¿a llamar más la atención y que te llamen friki? Vamos, si es que no hay una que se sostenga por si sola…


Emilio Salgari – Los tigres de Mompracem. Y ahí estaba Renaissance, triste de ella, que hasta pasados los 20 no se le ocurrió leer aventuras clásicas, como le pasó con La isla del tesoro. Salgari es otro de los grandes, aunque no sé que decir..De momento, que la elípsis narrativa se le da muy bien: en unas cien páginas Sandokan se enemista con el gobernador de Labuan, se enamora de la sobrina de este (una chica jovencita, virginal, rubita y delgadita..Estas son las peores, fijo) e intenta secuestrarla de mutuo acuerdo entre ambos. Vamos, porque es un bravo pirata de Malasia, pero si no hubiera jurado que el Sandokán este estaba encoñado del todo..a ver qué me depara el final del libro.

Y esto es todo ¿Todo? ¡No! ¿Había hablado de perezosos al principio? Pues no vamos a terminar la entrada sin despedirnos de estas simpáticas criaturas.
Hay que ver qué feas son las jodías.

6 comentarios:

  1. Al final me picaba a mí soy facilmente influenciable por lo que veo.
    Que recuerdos de Salgari, y de las luces del Norte.
    Hubo un tiempo que perseguía cualquier cosa que oliera a Steampunk, libros, comics, peliculas.

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  2. Por favor, que criaturas mas desagradables. Que alguien le haga un favor al mundo y la saque de su miseria...
    Es increible que cada año se extingan no se cuantas especies y esta tenga que seguir aquí. Que desperdicio...
    (El Doctor Maligno ha patrocinado este mensaje)

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  3. Me encantó la trilogía de la Materia Oscura. Ya iba avisado de que era más duro de lo habitual en un libro juvenil y aún así me sorprendió. Sobre todo el segundo libro y el persoonaje de Will, pobre chaval.

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  4. Coincido en denominar "densa" a la trilogía de la Materia Oscura, sobretodo cuando la tildan de infantil, como sospechosamente hacen todos los escritores a éste tipo de sagas.

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  5. AXL y Simone B. A mí me dejó a cuadros cuando empecé a leerla. De infantil tiene el que los protagonistas tengan 12 años, pero gracias a ella he podido recordar lo que era leer un libro presuntamente para gente más joven sin tener la sensación de que me dan un discurso moralizante.

    Satrian, a mí también me gusta el steampunk (los dirigibles han debido ser el mejor invento de la humanidad, después del mp3 y el chocolate belga), aunque me cuesta muchísimo encontrar un libro que pueda gustarme. Lo intenté con Tim Powers, pero me aburría un poco.

    Qué, ¿nadie dice nada para defender a los pobres bebés perezosos?

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  6. Uff Renaissance..a mi es que los perezosos no me gustan.ni siquiera el perezoso de Edad de Hielo, como dices "mira que son feos los jodíos"..pobres, repusiados por feos, vaya discriminación..

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